
Capacidad: 2-6 plazas
Jaurrieta, Navarra
El Valle de Aezkoa se halla en plena zona pirenaica de la comunidad navarra. Se trata de un verdadero paraíso por sus bellos parajes, una extensión de 12000 Hectáreas llenas de verdes y frondosos bosques.
Abarca 9 municipios. de un gran atractivo, todos ellos con sus caseríos típicos, caracterizados por sus tejas rojas y enclavados en unos escenarios incomparables, rodeados de los majestuosos picos pirenaicos y con extensos prados donde podemos ver con facilidad cómo pace el ganado, uno de los ejes, junto a la explotación forestal, de la economía de dichos pueblos.
Se trata de un buen destino para todos aquéllos que deseen pasar unos días tranquilos en plena naturaleza, practicar deportes como el senderismo o el montañismo, e incluso otros como los deportes de aventura, contemplar bellos paisajes y, sobre todo, volver a casa conociendo un poco más esta bella tierra navarra.
El Valle de Aezkoa guarda en su interior otros parajes como el conocido como Selva de Irati, el mayor bosque de hayas de Europa después de la Selva Negra. Caracteriza también al territorio su gran número de cuevas, humedales, dólmenes y construcciones dispersas por el mismo, fruto del paso del tiempo y de la historia, como sus ermitas.
El viajero encontrará varias Reservas Naturales, todas ellas guardando grandes extensiones de abetos, robles o hayas, así como de algunas otras especies. Podemos citar la Reserva Natural de Mendilatz, la de Tristuibartea o Ariztibarrena, o la Reserva Integral de Lizardoia.
El valle es atravesado por el río Iratí, y sus aguas alimentan el Embalse de Irabia. Seguidamente vuelve a discurrir por el bosque para verter sus aguas en otro embalse, esta vez el de Itoiz, este último el de mayores dimensiones de toda la comunidad.
Uno de los tramos del río Iratí al que no deberíamos dejar de acercarnos es a su paso por la localidad de Lumbier, donde forma la llamada Foz de Lumbier, un impresionante cañón de 1 kilómetro de longitud, por donde el río transcurre encajonado entre paredes, en algunos tramos, de más de 400 metros de altitud.
Debido a los siglos que esta zona pasó podríamos decir que aislada por la falta de comunicaciones y los diversos accesos, y como sucede en casos semejantes debido a la necesidad de autoabastecerse, es de destacar su artesanía, como los artesanos que cortaban la madera o la piedra, o como los que fabricaban utensilios de cocina usando la madera, oficio que han sabido conservar hasta nuestros días.