
Capacidad: 4-6 plazas
Bagá, Barcelona
La Cerdanya es una comarca natural que se encuentra en los bellísimos paisajes de la cordillera pirenaica, un espacio enclavado en uno de los valles más extensos de Europa, el que forma el río Segre, que nace en ella.
Es un macizo montañoso formado por diferentes sierras, de entre las cuales destacan la Sierra de Cadí y la Sierra del Moixeró, aunque hay otras como los macizos que forman el Tossa d’Alp o el Pedraforca.
Lo que podríamos llamar la totalidad de la Cerdanya se divide en la Alta y la Baja Cerdanya, perteneciendo la Alta al vecino país francés y la Baja al nuestro, concretamente a las provincias de Girona y Lleida.
La belleza de sus paisajes es de sobras conocida, con una gran cantidad de contrastes que la acentúan, con sus características mediterráneas y sus bosques de hayas y de pino rojo, junto a escenarios típicamente alpinos, con majestuosos picos junto a extensas praderas verdes. Es de destacar la gran riqueza de su fauna, y el gran valor que tiene desde el punto de vista ecológico, con especies como el ciervo y el oso, que ha sido posible recuperar en este espacio y que, a pesar de estar hace unos años prácticamente extinguidos, tienen hoy un futuro esperanzador.
Uno de los espacios que no deben dejar de visitarse, un verdadero paraíso para los senderistas y excursionistas, es el Parque Natural del Cadí-Moixeró, que engloba ambas sierras. Dentro del mismo encontramos picos de considerables alturas, como el Moixeró con 2409 metros, el Pedraforca con sus 2506 metros o, el más alto del parque, el Vulturó, con 2.648 metros de alto.
Además de sus magníficos paisajes, la Cerdanya tiene otros muchos atractivos que motivan que cada año sea visitada por un gran número de personas, como el poseer algunas de las mejores estaciones de esquí del país, como las estaciones de La Marsella o de La Molina.
Otro reclamo, éste para los aficionados a la historia y al arte, es el gran número de obras románicas que se encuentran esparcidas por este valle, ya sean ermitas, monasterios, imágenes, pinturas, tallas y demás. Son tantas que permiten trazar algunos itinerarios y seguir interesantes rutas que nos permitirán no sólo conocer este valioso legado artístico sino, al mismo tiempo, alguna de sus atractivas poblaciones.
Una de ellas es Puigcerdà, capital histórica de La Cerdanya, que se sitúa en la provincia de Girona, un bonito municipio con un gran legado, entre el que destaca el Convento de Sant Domènech, la Iglesia de Sant Tomàs de Ventajola o l’Estany de Puigcerdà, un estanque artificial que se sabe que es anterior al siglo XIII. Otra población digna de mención es Lles de Cerdanya, en la provincia de Lleida, un pueblo típicamente pirenaico con sus tejados de pizarra, y en el que podemos admirar su Iglesia románica de San Fructuoso, del siglo XII.
En cuanto a su gastronomía, viene, está muy marcada, como es lógico, por su geografía y clima de alta montaña. La mayor parte de sus platos son fuertes, idóneos para combatir las bajas temperaturas de sus inviernos, muy basados en la carne, los productos de la huerta y los de la tierra, como las setas.
El plato estrella de la Cerdanya es el conocido como “trinxat”, un consistente cocido hecho a base de patata, col y tocino. De sus postres podemos señalar los llamados “cerdans”, unos exquisitos dulces elaborados con una pasta seca, avellanas y anís.