
Capacidad: 2-23 plazas
Cardenete, Cuenca
La comunidad castellano-manchega está formada por cinco provincias, Albacete, Cuenca, Guadalajara, Ciudad Real y Toledo, cada una de las cuales ofrece al viajero un sinfín de atractivos, muchos de ellos podríamos decir que desconocidos hasta ahora por un gran número de personas. El patrimonio natural de esta comunidad nos ofrece grandes contrastes, combinándose zonas de grandes llanuras con otras montañosas, y siendo muy abundantes las lagunas y ríos.
Dentro de Castilla La Mancha encontraremos dos importantes parques nacionales, el Parque Nacional de Cabañeros y el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, ambos de una gran belleza y de una enorme riqueza en cuanto a fauna se refiere. Son muchos los espacios protegidos que también forman parte de esta comunidad. Enumeraremos, a modo de ejemplo, el Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima, el Parque Natural del Alto Tajo, el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, la Reserva Natural de las Hoces del Cabriel o la Reserva Natural de la Sierra de las Cabras, entre otros muchos.
En la comunidad castellano-manchega se han desarrollado además un gran número de importantes acontecimientos históricos, lo cual se ha traducido a lo largo de los siglos en un valioso y extenso patrimonio artístico y arquitectónico. Muchos son los castillos que en estas tierras se levantan, junto a otras obras, algunas tan conocidas como el Santuario de Nuestra Señora del Rosario (Hellín), el Convento de San Felipe Neri (Cuenca) o el Monasterio de Santo Domingo el Real (Toledo). A ellos se unen un gran número de iglesias, ermitas, palacios, y otras construcciones similares.
Mucha importancia tiene en esta comunidad la arquitectura popular, ya que en ella encontramos ejemplos de tanto interés como las casas que forman parte de su llamada “arquitectura negra”, así como construcciones tan típicas como sus molinos, como los que encontramos en la bella localidad de Campo de Criptana, y que se supone son los que lucharon contra Don Quijote de La Mancha.
Otro factor de la comunidad que constituye un verdadero reclamo para el turista es su gastronomía, basada en platos fuertes y contundentes, elaborados con sus excelentes carnes y con los productos de sus huertas. También tienen importancia algunos de los productos de la tierra, como las setas o los caracoles. Muy característicos de esta zona son los asados de carne, así como otros platos entre los cuales se encuentran los cocidos y potajes, las migas, el atascaburras, el pisto manchego, el morteruelo, el cochifrito, el pipirrana, la perdiz escabechada, el gazpacho manchego o el cochifrito. En cuanto a los postres, el alaju, los almendrados, los buñuelos, la leche frita o los pestiños. Ello sin olvidad, por supuesto, el famoso mazapán de Toledo.
En la comunidad de Castilla-La Mancha encontraremos confortables alojamientos destinados al turismo rural para todos los gustos, ya sean casas aisladas o dentro de algún casco urbano, hoteles rurales, mesones, posadas, apartamentos rurales, y un sinfín de ellos, que podemos elegir según nuestros gustos o necesidades, ya que los encontraremos con jardines, piscina, con espacio para los más pequeños, con zona de spa o incluso con gimnasio.